Los años arrugan la piel, el miedo arruga el alma. Y tú, ¿tienes miedo?.

viernes, 22 de mayo de 2015

No dejes de creer, no dejes de luchar.

No hace mucho mi tío pasaba por un momento delicado en su vida. Era una persona que vivía acumulado de factores que no eran sanos desde que era muy joven y lo cierto es que eso acabó acarreándole una fuerte depresión. Era una persona soltera y solitaria, se encerraba en su cuarto y se evadía del mundo sin querer saber nada de nadie. Yo sabía que estaba conviviendo con mucho dolor y que se sentía un mantenido pues llevaba unos años en el paro y se tuvo que ir a casa de los abuelos. Siempre intenté hacerle ver que era alguien para alguien como yo y que no estaba solo. Intentaba hablarle sin juzgarle y hacerle preguntas abiertamente y de forma natural sobre sus vicios para intentar conseguir solución, él parecía que quería salir de ahí pero lo cierto es que le faltaban fuerzas, las mismas que reunió para dar pequeñas vueltas por las mañanas y por las tardes e incluso sacarse el curso de quiromasaje convirtiéndose en el empolloncete número uno oficial.  Me sentía especial cuando estaba con él, me contaba cosas que no le contaba a nadie y parecía que yo era de las pocas personas con la que hablaba de esos temas tabú para él, como el alcohol y porqué. Todo cambió cuando un poco antes de navidades comenzó a sentirse mal, adelgazó muchísimo, se ahogaba en cuanto andaba unos metros, apenas comía e incluso comenzó a no poder defecar. Todo fue muy rápido y en menos de dos semanas se fue, lo que comenzó siendo fuertes dolores de lumbago acabó siendo una metátasis de cáncer de pulmón. Hay algo que siempre me llevaré aprendido de él, es a dar cariño y poner el corazón en lo que haces, sobre todo a las personas que se muestran reacias a él. Aun recuerdo como cerraba los ojos y se dormía cuando yo cogía su mano y la acariciaba cuando sentía dolor por todo su cuerpo. No puedo olvidar una de sus últimas y escasas palabras en cuidados paliativos cuando vino la enfermera "ella es mi sobrina, está estudiando enfermería", me sentí orgullosa del hecho de pensar que en un futuro podré cuidar a personas como él, que podré darle mi apoyo y mi esperanza mientras pueda. Nunca dejaré de pensar que el poder del cariño es tan fuerte como el grafeno, porque él me lo demostró. Hoy dejo aquí algo que escribí antes de que él se fuera, que quiero compartir en este blog personal como futura enfermera y si cabe dar ánimo a quien esté sufriendo alguna enfermedad, la vida es precioso con sus sabores amargos y su lado dulce.

Conforme van pasando los años algo va afianzándose en mi cabeza: detrás de cada persona solitaria, detrás cada persona demasiado sonriente, detrás de cada persona desconfianza en exceso, detrás de muchos de los vicios a los que las personas se aferran, detrás de una persona aparentemente feliz, detrás de las muchas caras que le exponemos a la vida y sus habitantes, detrás de todo esto, hay algo que atormenta su existencia, algo lo suficiente doloroso como para tener el coraje, de arrancar de ti y liberarlo al mundo. Pero cuando alguien abre tu alma, desnuda tus sentimientos y agita tu corazón, ahí es cuando la tormenta, revuelta e indomable, cargada de lluvia, comienza a apaciguar. Esa sensación tan liberadora capaz de hacer vibrar al mundo por las muchas ganas que te quedan de sonreírle a la vida después de estar anclado en tu oscuridad. Es tan fácil de ver la necesidad cuando una mirada te pide a gritos "LIBÉRAME". Pero no, no hay nada que llene más, como el saber que tú has sido capaz de desnudar el alma de otra persona y hacer que te confiese sus miedos y el motivo de su tristeza, no hay sensación más reconfortable y bonita como sentir que has sido capaz de mirar el huracán de frente y ayudar a que vuelva a la calma. Y es que lo único que necesitamos a veces es a alguien dispuesto a abrir nuestro rincón más cerrado, alguien que nos entregue la suficiente confianza, alguien que sientas que tiene el suficiente interés como para abrirte en dos y saca todo lo que te quema, te consume y te mata en el silencio.

Hay algo más fuerte que el miedo, que el dolor y que la guerra, poner amor en lo que hacer y hacerlo sentir. Una enfermedad no es el fin el camino sólo es el principio de una guerra. Coge tus mejores armas, toma coraje, fuerza y adelante guerrero, nunca dejes de creer que es posible.


"Todas las tormentas amainan. Cuando todos los árboles han sido arrancados, cuando todas las casas han sido despedazadas, el viento por fin calla, en el cielo se abren claros, la lluvia cesa. El cielo se despeja en un instante y sólo entonces, en los momentos de calma tras la tormenta, sabemos quien fue lo bastante fuerte para sobrevivir."

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